Los incidentes no duraron más de cinco minutos, pero desnudaron una verdad que nadie quería observar en el mundo San Martín. La pelea entre dos facciones de la barra del equipo de La Ciudadela arruinó la fiesta de los 103 años e hizo que el canto "el 'santo' es de la gente" volviera a escucharse después de mucho tiempo.
Se jugaban 10 minutos del primer tiempo y, sin previo aviso, un grupo de grandotes se instaló en la tribuna de la calle Bolívar. Sin mediar palabras, instalaron una bandera que decía Los Legendarios. Desafiantes, cantaron como si nada malo estuviera por ocurrir.
En el entretiempo, de la tribuna de la calle Rondeau, donde cohabitan las facciones La Banda del Camión, La Brava, Barrio Oeste II y La Matienzo, se desprendieron unos cuantos. En cuestión de segundos cruzaron la Pellegrini y enfrentaron a los que se habían atrevido a desafiarlos. Golpearon a los pocos que se quedaron a hacerles frente y, cuando sus rivales huían, se apoderaron de los instrumentos y los trapos que llevaron Los Legendarios.
La Policía no hizo nada. El grupo, liderado por un joven al que se le había aplicado el derecho de admisión, fue rápidamente desarticulado por los cabecillas de La Banda del Camión. Después del incidente se temió lo peor. Por ese motivo, los responsables de seguridad decidieron reforzar la cantidad de uniformados: de 120 pasaron a 160. No pasó nada, pero ya nada será igual en La Ciudadela.